Asociación Española de Verduras Congeladas

La importancia de la cadena del frío en la calidad de las verduras congeladas

El consumo de verduras congeladas supone una opción sana y equilibrada en cualquier tipo de dieta. Gracias al cuidado proceso de ultracongelación, las propiedades de los alimentos se mantienen en perfecto estado, desde su recolecta hasta la mesa. Una de las claves que determinan la calidad de estos alimentos es el mantenimiento continuo de la cadena del frío, un factor indispensable para que los productos no pierdan sus propiedades y nutrientes.

La cadena del frío consiste en el mantenimiento de los productos congelados entre -25ºC y -18ºC, desde la fase de ultracongelación hasta el momento de su consumo. De esta forma, el producto se mantiene en perfecto estado y conserva el mayor número de nutrientes posible. El proceso de ultracongelación está compuesto por diferentes etapas que no sólo sirven para conservar en perfecto estado la textura, el sabor, el olor o el color de los alimentos, sino que también evita la proliferación de patógenos, la degradación de los alimentos y el deterioro causado por microorganismos. En el caso de las verduras, una vez se recolectan -en su momento óptimo de maduración-, se trasladan a la fábrica, donde se lavan y se escaldan para retirar la tierra y suciedad. A continuación, se congelan a gran velocidad (a -40ºC). Es importante mantener la temperatura óptima de los alimentos ultracongelados para que la cadena del frío no se vea alterada.

Las verduras congeladas recorren una larga ruta desde su recolecta hasta llegar a su destino final: el congelador. Por tanto, durante el recorrido del producto, se debe prestar especial atención al adecuado mantenimiento de la cadena del frío, tanto en los diferentes centros por los que pase el producto, como en su transporte, a través de vehículos especiales. Es fundamental reducir lo máximo posible el tiempo que transcurre en cada fase para mantener las propiedades y valores nutritivos de las verduras. Si se rompe la cadena del frío, se reinicia el proceso de descomposición frenado previamente mediante la ultracongelación. Si se alterase esta cadena del frío, el producto debería consumirse lo antes posible, en ningún caso se debe volver a introducir en el congelador.

Es fundamental, por tanto, saber identificar cuando se ha roto la cadena del frío de un producto. Existen algunos indicadores de que la cadena del frío se ha visto alterada en un alimento congelado, por ejemplo, si el producto se encuentra en bloque o pegado, si se muestra escarchado o si está dentro de una caja de cartón húmeda.

El papel del consumidor también es importante, para respetar y mantener la cadena del frío durante el transporte del producto desde el supermercado hasta casa, se deben coger los productos congelados al final de la compra, justo antes de pagar, transportarlos en bolsas isotérmicas, y meterlos en el congelador lo antes posible. Es importante también que el refrigerador se encuentre a una temperatura óptima.